El Neoclasicismo, desarrollado en el siglo XVIII, también es conocido como el Siglo de las Luces debido a que en esta época el hombre rechaza todo aquello que se le impone y sólo admite lo que le llega a través de la luminiscencia de la razón.
El descubrimiento de minas en las ciudades italianas de Herculano y Pompeya motivó a esta nueva corriente a retomar del Renacimiento y del periodo clásico los arquetipos idóneos para moldear su naciente estilo.
El resurgimiento del arte antiguo, gustó a los pensadores de la Ilustración quienes valoraban ante todo los ideales de equilibrio y armonía que el Neoclasicismo proponía, además de considerarlo como un arte con fines didácticos y morales similar a la ideología de la Revolución Francesa.
Etapas
El Neoclasicismo prorrumpe desde 1760 hasta 1830 teniendo a lo largo de su desarrollo diferentes matices y periodos. Es nuestra intención presentar cada uno de ellos junto con sus características para que, de esta forma, sea posible apreciar la evolución de esta corriente a lo largo de la historia.
La primera fase, que comprende de 1760 a 1780, está definida por los modelos del arte clásico Francés. Es en está etapa que predominan el ensayo y la crítica.
El segundo periodo, que va desde 1760 hasta 1804, presenta un fondo más complejo con evidente contenido ideológico enfocado a imitar valores clásicos tales como la simplicidad, equilibrio y racionalidad sin llegar, por ello, a ser una reproducción exacta. De igual manera, su estilo presenta una clara afinidad hacia la sobriedad de emociones y formas.
Finalmente entre los años de 1804 a 1830 se sientan las bases de lo que se conoce como Neoclasicismo Romántico o Empírico. El cual estuvo fuertemente influenciado por tendencias románticas aunque siempre conservado su naturaleza neoclásica