El hablar del Neoclasicismo es, sin lugar a dudas, evocar en nuestra memoria el esplendor del periodo grecorromano pues esta corriente buscó, ante todo, sobreponerse a los imperantes estándares del Rococó y del Barroco a través de una evidente reminiscencia hacia los grandiosos modelos antiguos.
El periodo Neoclásico estaba dirigido a restaurar el deleite por el clasicismo rechazó completamente las formas demasiado ostentosas que poseían el Barroco y el Rococó al concentrar su arte en maneras más armoniosas y sencillas, así como en la idea de anteponer la razón sobre la imaginación.